En la frontera de esta gris realidad y mis sueños, ahi encontraras mi reino.

domingo, 8 de marzo de 2009

Cuando botar envoltorios de Frugelé se hace una tortura.

Sabes que están ahí afuera conviviendo en la misma habitación que tu, el mismo espacio, el mismo aire, lejos de tu campo visual claro, pero ahí estan, siempre tan omnipresentes, escondidas y torturándote, como un eterno recordatorio de lo que deberías olvidar, manteniendo ese dolor en el pecho ya tan común.
La omnipotencia atribuida a un pedazo colorido de plástico te parece casi absurda pero repugnantemente real.

Te niegas rotunda y casi enfermizamente a botarlas, es necesario que estén ahí, manteniendo el pulso constante de tu muerto corazón, pero tu mente se parte y escuchas como tu sentido común te grita que acabes de una vez con toda esa farsa, que destruyas lo ultimo que te queda. Una batalla de gritos y escalofríos se desata en tu mente mientras tu, quieta, clavas la mirada a ese pequeño cofre amarillo.

Y ahí estas nuevamente...frente a el por tercera ves esta semana, lo abres con cuidado como si miedo tuvieras de rebelar su macabro contenido, y es que sinceramente lo tienes.
Y ahí están una vez rota esa frágil barrera que los separaba, la tapa de un cofre, expuestas a tu mundo, pequeñas y naranjas las partes de tu corazón se encuentran apiladas una sobre otra, deben ser mas de 20 y aun quedan mas, esparcidas por toda la casa, en los bolsillos de tus abrigos, entre tu ropa interior, en tu cama, en todas partes para que no olvides que jamás podrás deshacerte completamente de ellas ni de el.
Ahí están frente a ti unidas por una traba ajena a todo aquel dolor que solo comparten tu y tus plásticos enemigos.

Las coges en tus manos, es increíble como un pedazo frágil de plástico que apenas supera los 5 centímetros puede causar tanta angustia, pequeñas y anaranjadas las alisas, las acaricias y reorganizas para luego dejar con sumo cuidado sobre su precario escondite.

"Mañana si lo haré, mañana las boto" murmuras para ti, por tercera ves esta semana y sabes que es mentira. cierras el cofre y lo dejas cerca de tu cama como siempre, quizás así sueñas con el esta noche, por ultima vez