En la frontera de esta gris realidad y mis sueños, ahi encontraras mi reino.

martes, 13 de enero de 2009

Imperfeccion

Imperfeccion

Esa era la palabra correcta para describirir a ambos. Imperfectos
Cada uno tan distinto y a la vez casi identicos. con sus errores y fallos que se complementaban macabra y exactamente con los del otro, como piezas de un rompecabeza, tan empalagosas como temibles.
Ella con sus arranques de ira espontaneos, con sus ansias enfermizas de libertad, con su odio que solo el podia adormecer, con la tristeza tatuada en las ojeras malvas y en los ojos caoba
El con su ternura empalagosa, con su imprudente alegria, con aquella tristeza oculta que solo ella conocia, con esa facilidad para expresar sus sentimientos que ella envidiaba.

Y aquella herida, que era de ambos, que curaban y abrian mutuamente, con ternura con amor con morbosidad.

Y esa tristeza ocultada ella con indiferencia, el con sonrisas. Esa soledad que compartian ese vacio esa distancia en la que ambos se refugiaban y encontraban.
Porque mientras la tormenta mas arreciaba y las noches eran mas negras, sus caricias eran mas freneticas, los besos se volvian mas desesperados y arrebatadores de esa calidez de la cual sus vidas carecian, con esa pasion con esa fuerza desgarradora como si fuese eso lo que los mantubiera vivos, ellos y nada mas. Y a la vez con aquella dulce paradoja que envolvia sus vidas, los besos se tornaban suaves y tiernos como un consuelo y las palabras salian espontaneas y hechas silencio en el constante arrullo que era su respirar.

Porque ellos no necesitaban palabras, El sonreia Ella le miraba y se perdia en sus ojos que eran cielo y ella era vida y se complementaba y se desgarraban.
Aveces su inseguridad se veia expuesta por un espontaneo escalofrio y entonces el con una sonrisa reunia los fragmentos y los colocaba en su lugar, con cuidado, con delicadesa reparaba a su muñeca rota.
Porque ella jamas se dio el trabajo de recoger sus propios fragmentos cuando el se fue, ¿para que? si sabia perfectamente que las piezas se incrustaban en el por magnetismo propio.
Pero ahora el estaba ahi, junto a ella, abrazandola para evitar que se volviera a caer a pedazos y estaban juntos
Se hirieron una y otra vez, pero aun sangrando se amaron
Porque eran imperfectos, les faltaban las piezas que al otro le sobraban, se complementaban en su precaria pero hermosa imperfeccion, eternamente si eternamente dijo ella.

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